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Las “otras” heridas que nos dejó el conflicto en Colombia

  • Foto del escritor: comunicaciones Planeta Paz
    comunicaciones Planeta Paz
  • 26 nov 2019
  • 2 Min. de lectura

Memorias del Conflicto. Dos Quebradas RisaraldaMEMORIAS DEL CONFLICTO DESDE DOS QUEBRADAS- RISARALDA



Claudia Marcela Vallejo Sánchez es maestra rural en Dos Quebradas, en el departamento de Risaralda. Tiene más de 20 años trabajando en la Institución Educativa Cartagena, en la Sede La Rivera, donde convive alumnado que proviene de la zona rural y de dos barrios periféricos de la ciudad de Pereira. Como escuela adolece la falta de apoyo de la administración incluso para mejorar las instalaciones y el transporte.


Cuando hablamos de la memoria del conflicto, Claudia me cuenta que al contrario que en los resguardos indígenas, donde muchas familias tuvieron que desplazarse forzosamente, a esta zona llegaron muchos desplazados provenientes de comunidades como Riosucio.


Pero aunque allí no se sentía la presencia guerrillera como en otras zonas rurales, Claudia cuenta cómo el conflicto impregnaba todo el contexto de manera más indirecta. Por ejemplo, durante los años de conflicto se desmantelaron las actividades productivas de la mayoría de las familias, y se favoreció el crimen organizado relacionado con el tráfico de drogas. Por eso aún hoy esta es una de las actividades productivas más importantes de la zona.


Claudia, como muchas de sus compañeras, recuerda especialmente de aquellos años el miedo en los caminos. “Porque nosotras nunca tuvimos transporte, teníamos que hacer un kilómetro a pie hacia arriba para llegar a la escuela, y eso era ponerte en riesgo. El camino a la escuela era ponerse en riesgo”.


En esos años, cuando más se encrudeció el conflicto la escuela cambió estrategias para mejorar la seguridad, cómo por ejemplo, dejar una sola jornada solo en la mañana para tener más seguridad en los caminos a casa. “Así estábamos todos juntos dentro de la institución y solo hacíamos el camino en horas con luz de día”.


Sin embargo hay muchas cosas o situaciones heredadas del conflicto que los Acuerdos de Paz no resuelven. Muchas heridas que no ven fácilmente. La desarticulación del tejido social y comunitario tuvo muchas consecuencias. “Trabajamos varios proyectos productivos y alternativos que sean más activos y que ayude a la integración en la comunidad. Con algunos proyectos que invitan a las familias a participar activamente en la escuela. Pero no es fácil que las familias participen, se avanza poco a poco”.


Otro problema derivado del conflicto es el escaso desarrollo económico de la zona. El crimen organizado asociado al negocio de las drogas que rodea la comunidad es un problema grave actualmente, porque es la principal actividad económica del territorio. En su escuela tratan de abordarlo desde un enfoque familiar y comunitario, porque reconoce que la desestructuración social también es fruto de los años del conflicto armado.


“Eso ha convertido al narcotráfico en la principal actividad productiva de muchas gente en estas zonas. La guerra y los gobiernos dejaron morir al campo, los campesinos se fueron y las oportunidades que hay ahora son muy limitados, por eso el narcotráfico sigue siendo tan presente”.


 
 
 

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